A Moritz Schlick (1882-1936), físico y filósofo, se le considera el fundador del Círculo de Viena. Fue titular de la cátedra de Filosofía de las ciencias inductivas de la Universidad de Viena (anteriormente ocupada por Ernst Mach).
Antes de la Primera Guerra Mundial un grupo de «jóvenes doctores de filosofía, la mayoría de los cuales había estudiado física, matemáticas o ciencias sociales», se reunían en un café de Viena para discutir sobre cuestiones de filosofía de la ciencia inspirados por el positivismo de Mach. Entre estos jóvenes se encontraban Philipp Frank, físico, Hans Hahn, matemático, y el sociólogo y economista Otto Neurath.
Posteriormente, en 1924 y a sugerencia de Feigl (físico y filósofo, asistente de Schlick), se creó un grupo de debate que se reunía los viernes por la noche. Este grupo, cuyas propuestas filosóficas fueron bautizadas como positivismo o neopositivismo lógico, supuso el inicio del Círculo de Viena, que alcanzaría el reconocimiento internacional. Otros simpatizantes del movimiento fueron Ayer (que escribió la obra Lenguaje, verdad y lógica defendiendo el criterio de verificación) y Reichenbach (que introdujo la teoría de la probabilidad en el criterio de demarcación).
A Moritz Schlick (1882-1936), físico y filósofo, se le considera el fundador del Círculo de Viena. Fue titular de la cátedra de Filosofía de las ciencias inductivas de la Universidad de Viena (anteriormente ocupada por Ernst Mach).
Antes de la Primera Guerra Mundial un grupo de «jóvenes doctores de filosofía, la mayoría de los cuales había estudiado física, matemáticas o ciencias sociales», se reunían en un café de Viena para discutir sobre cuestiones de filosofía de la ciencia inspirados por el positivismo de Mach. Entre estos jóvenes se encontraban Philipp Frank, físico, Hans Hahn, matemático, y el sociólogo y economista Otto Neurath.
Posteriormente, en 1924 y a sugerencia de Feigl (físico y filósofo, asistente de Schlick), se creó un grupo de debate que se reunía los viernes por la noche. Este grupo, cuyas propuestas filosóficas fueron bautizadas como positivismo o neopositivismo lógico, supuso el inicio del Círculo de Viena, que alcanzaría el reconocimiento internacional. Otros simpatizantes del movimiento fueron Ayer (que escribió la obra Lenguaje, verdad y lógica defendiendo el criterio de verificación) y Reichenbach (que introdujo la teoría de la probabilidad en el criterio de demarcación).
Los miembros del Círculo de Viena identificaron como principales representantes de la concepción científica del mundo a Albert Einstein, Bertrand Russell y Ludwig Wittgenstein. Su proyección internacional se debió a su impresionante productividad entre los años 1928-1938, cuando trasformaron la revista Annalen der Philosophie en la famosa Erkenntnis (Conocimiento), dirigida por Carnap y Reichenbach, y que
A Moritz Schlick (1882-1936), físico y filósofo, se le considera el fundador del Círculo de Viena. Fue titular de la cátedra de Filosofía de las ciencias inductivas de la Universidad de Viena (anteriormente ocupada por Ernst Mach).
Antes de la Primera Guerra Mundial un grupo de «jóvenes doctores de filosofía, la mayoría de los cuales había estudiado física, matemáticas o ciencias sociales», se reunían en un café de Viena para discutir sobre cuestiones de filosofía de la ciencia inspirados por el positivismo de Mach. Entre estos jóvenes se encontraban Philipp Frank, físico, Hans Hahn, matemático, y el sociólogo y economista Otto Neurath.
Posteriormente, en 1924 y a sugerencia de Feigl (físico y filósofo, asistente de Schlick), se creó un grupo de debate que se reunía los viernes por la noche. Este grupo, cuyas propuestas filosóficas fueron bautizadas como positivismo o neopositivismo lógico, supuso el inicio del Círculo de Viena, que alcanzaría el reconocimiento internacional. Otros simpatizantes del movimiento fueron Ayer (que escribió la obra Lenguaje, verdad y lógica defendiendo el criterio de verificación) y Reichenbach (que introdujo la teoría de la probabilidad en el criterio de demarcación).
Los miembros del Círculo de Viena identificaron como principales representantes de la concepción científica del mundo a Albert Einstein, Bertrand Russell y Ludwig Wittgenstein. Su proyección internacional se debió a su impresionante productividad entre los años 1928-1938, cuando trasformaron la revista Annalen der Philosophie en la famosa Erkenntnis (Conocimiento), dirigida por Carnap y Reichenbach, y que se convirtió en el vehículo para expandir sus ideas. y que se convirtió en el vehículo para expandir sus ideas.
Disolución del Círculo de Viena
En 1936 Schlick fue asesinado por un antiguo estudiante que era nazi, Hahn había muerto dos años antes, y casi todos los miembros del Círculo eran judíos. Esto produjo, con el advenimiento de los nazis, una diáspora que llevó a su disolución. Feigl se fue a Estados Unidos junto con Carnap, seguidos de Gödel y Ziegel; Neurath se exilió a Inglaterra; y, en 1938, las publicaciones del Círculo de Viena fueron prohibidas en Alemania. En 1939 Carnap, Neurath y Morris publicaron la Enciclopedia internacional de la ciencia unificada, que se puede considerar la última obra del Círculo de Viena.
Posteriormente, muchas de sus teorías fundamentales fueron revisadas. Incluso el propio Carnap reconocerá que el postulado de la simplicidad del Círculo de Viena provocaba «una cierta rigidez, por lo que nos vimos obligados a realizar algunas modificaciones radicales para hacer justicia al carácter abierto y a la inevitable falta de certeza en todo conocimiento fáctico». De ahí que en adelante abandone el concepto de verificabilidad sustituyéndolo por el de controlabilidad suponiendo que un enunciado es controlable cuando conocemos un método para su confirmación.
Es paradójico observar que, mientras estaban influidos por el Tractatus logico-philosophicus del primer Wittgenstein, este (que reemprende su labor filosófica en Cambridge) analizaba el lenguaje desde la perspectiva de los juegos lingüísticos tal y como aparece en su libro Investigaciones filosóficas. Según Reale y Antiseri, la filosofía del «segundo» Wittgenstein expone que el lenguaje es «mucho más rico, más articulado y más sensato en sus manifestaciones no científicas de lo que jamás hayan imaginado los neopositivistas». También debió afrontar el Círculo de Viena las críticas de Popper, que consideraba, desde los presupuestos falsacionistas, que el criterio de verificabilidad se contradecía a sí mismo y era incapaz de encontrar leyes universales.